En algunas zonas de la costa norte colombiana la muerte es todavía, como en otras partes del mundo, un proceso cultural alrededor del cual gira una multiplicidad de costumbres. Dichas costumbres son, en algunos casos, de un realismo mágico tal que lleva a que muchos duden de su veracidad.
Aquí tenemos a Willian Ibarguen, cuyo trabajo como plañidero (le pagan para que llore muertos ajenos) es una de aquellas historias que si nos contaran no creeríamos, pero si quieren verlo vayan al cementerio Calan Calan en Barranquilla (Colombia) y lo verán deambular entre tumbas y velorios.
¿A tí que te parece?